¿Qué es y qué no es el dinero?

En 2016 di una conferencia a más de 100 asistentes y quise empezar lanzando una pregunta directa y simple: ¿quién no quiere estar económicamente mejor dentro de 10 años?

Nadie levantó la mano.

Obvio. En términos de importancia para el ser humano, el dinero ocupa el segundo lugar justo después de la salud.

Sin embargo, esto es una afirmación carente de significado. Pues el dinero no constituye un fin en sí mismo. Es una herramienta que está al servicio de nuestras vidas, para realizar nuestros proyectos, ya sean pequeños o grandes, y mirar al futuro con más tranquilidad.

Es necesario, por tanto, explorar qué subyace detrás de esta creencia a priori tan extendida como imprecisa de que el dinero es importante.

El primer paso es clarificar dónde estás y donde quieres estar.

Este punto siempre tiene lugar en la primera reunión cuando trabajo con clientes. En ocasiones esto nos toma una hora, en la mayoría de casos varios días.

¿Por qué?

Simple.

Pocas personas saben valorar, financieramente hablando, cómo están. Y adentrarse en este análisis suele ser doloroso porque puede que lo que descubran asuste. Este dolor potencial hace que muchos prefieran saltar este paso, tomando decisiones mientras desconocen su estado financiero real de partida. Un error en mi opinión.

Si he detectado que pocas personas saben dónde y cómo están, todavía menos saben dónde quieren estar en el futuro.

¿Debemos culparnos por ello? No.

Vivimos en la era del cortoplacismo y lo efímero.

Esta cultura nos empuja, sin darnos cuenta, a centrar nuestra energía en las necesidades, las obligaciones, los deseos y placeres más inmediatos.

Piénsalo. Es probable que el 90% de los pensamientos que merodean por tu interior se ubiquen a menos de 12 meses vista. Aquí algunos ejemplos:

  • La reunión de mañana
  • La compra de esta semana
  • La escapada del próximo puente
  • El partido de la semifinal de la copa del rey
  • La cena de nochevieja
  • La llamada pendiente a tu madre
  • El pago de la declaración de la renta
  • El viaje de verano
  • Regalo de boda de tu hermano

¿Te sientes identificado con alguno de ellos?

Llamaremos estas necesidades objetivos de corto plazo.

La vorágine del día a día nos distrae y nos impide ver lo importante.

Sin embargo, la realidad es que las grandes metas, retos y sueños de nuestra vida tienen lugar en el medio y largo plazo:

Llamaremos a estos hitos objetivos de largo plazo.

En tus últimos años de vida no recordarás la reunión que tuviste con tu equipo para presentar un nuevo proyecto a un cliente. Pero jamás olvidarás tu vuelta al mundo con 32 años, el momento en el que abriste por primera vez tu vivienda familiar, o el día que nacieron tus hijos.

Como ves la entidad, magnitud y significado de los objetivos vitales de corto plazo no es comparable con los de largo plazo.

Un buen plan financiero es aquel que permite alcanzar tus metas más importantes en la vida sin renunciar a disfrutar del ahora.

La buena noticia es que esto es posible.

Y que esta fase, pese a resultar algo incómoda, no requiere de cálculos complejos ni análisis financieros. Es un proceso relativamente simple. Se trata de definir nuestros valores y prioridades en la vida.

 

Toma perspectiva de largo plazo. Abstráete del ahora. Haz zoom-out. Ponte en modo vista de pájaro y pregúntate:

Cuando se me haya agotado el recurso más escaso de la vida (el tiempo) ¿qué logros o metas me arrepentiré de no haber cumplido?

Repite este proceso en diferentes contextos, comparte tus ilusiones con tus seres queridos. Es un buen ejercicio de visualización que te permitirá aflorar qué es lo realmente importante para ti en la vida.

Descubrirás que no es el dinero en sí mismo, sino lo que podrás sentir gracias a la correcta gestión del mismo.

Si esta información te ha resultado útil no dudes en compartirla para ayudar a más gente.

También puedes disfrutar de este contenido en mi podcast. 

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