Si has empezado a invertir hace poco te conviene «sufrir» una crisis

Esta tarde voy a visitar a una clienta con la que trabajo desde hace dos años. Quiero explicarle algo vital para su propia planificación financiera:

Las correcciones en los mercados son oportunidades si se trabaja con una estrategia adecuada.

Voy a contextualizar la situación para que se entienda:

A mediados de enero decidí invertirle de forma periódica en renta variable internacional y con un horizonte temporal de 7 años. Durante las caídas recientes la mujer ha estado incómoda porque, a pesar de que cuando cae el mercado compra más barato, la valoración de la cartera la ve en negativo. Así ha evolucionado el mercado desde que iniciamos la inversión:

En primer lugar le voy a decir que la entiendo perfectamente y que si yo fuera ella, en sus circunstancias, me sentiría exactamente igual. Entiendo cómo se siente por experiencia propia, todos hemos estado ahí.

Se trata de una persona muy inteligente y bien posicionada. Pero su baja experiencia inversora y su fuerte aversión a las pérdidas latentes le hacen miope (Richard Thaler), es decir, no es capaz de vislumbrar la oportunidad que está aprovechando porque tiene el foco puesto en el corto plazo.

Para la visita he elaborado este ejemplo para que compare su situación (azul) con la situación en la que el mercado empieza a subir desde el primer día que se invierte (verde). El ejemplo está pensado para 6 periodos (meses, años…) invirtiendo un importe de 60.000€ a razón de 10.000€ por periodo.

El cliente «azul» acumula más participaciones y gana 14.356 € más que el verde, se trata de un 45% más de ganancia. Con un mercado aparentemente más desfavorable, ¿qué ha marcado la diferencia? la estrategia.

La conclusión es tan clara como antiintuitiva:

Lo más rentable para una persona que empieza a invertir en renta variable es que haya una crisis, si se trabaja con la estrategia adecuada.

Ahora viene lo más curioso. Los clientes que experimentan el camino «verde» son los que más contentos se sienten con la inversión, aunque obtengan menos rentabilidad al final del plazo de la planificación. Mientras que los que experimentan el camino «azul» (fuerte corrección al inicio del periodo de inversión), sufren muchísimo más e incluso tienden a desinvertir si no intervengo.

El 80% del resultado de una inversión depende de nuestro comportamiento como inversores. Dado que estamos biológicamente diseñados para tomar las decisiones menos favorables, es muy útil marcarse un decálogo de inversión y seguirlo a rajatabla. También es posible contar con la ayuda de un asesor financiero alineado contigo que te indique las decisiones adecuadas que se deben tomar en cada momento.

#BehaviourGap

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