Una de las cosas que más me preguntan los clientes jóvenes: «Quiero comprarme una vivienda, ¿es mejor una hipoteca a tipo fijo o a tipo variable?»
Desde 2016 la gran banca ha promocionado fuertemente las hipotecas a tipo fijo, de hecho ya suponen el 40% de las nuevas hipotecas firmadas alcanzando así un nuevo récord histórico.
Existen dos motivos para explicar este auge.
En primer lugar los bancos necesitan mayores ingresos para mantener a flote sus negocios, y las hipotecas a tipo fijo son una buena forma de asegurarse que el cliente va a pagar una suma considerable de intereses. Veamos un ejemplo, en una hipoteca de 132.000€ a 22 años contratada en 2016 y con un interés fijo del 2,8% (más barato del momento) una familia lleva pagados 10.541 € en intereses. Con una hipoteca variable al 1,1% + Euribor llevarían pagados 3.348€. La diferencia en sólo tres años ya es de 7.193€ a favor del banco.
En segundo lugar el miedo a que el Euribor suba ha condicionado la decisión de los clientes. Las personas compramos por miedo o por deseo. Y en este caso el miedo a que el importe de las cuotas hipotecarias se disparen con la supuesta subida del Euribor ha hecho que la gente se decante por una hipoteca a tipo fijo. Aún asumiendo un sobrecoste de varios miles de euros por financiar su vivienda como ya hemos visto.
La pregunta entonces parece evidente. ¿Subirá el Euribor tanto como para que compense contratar una hipoteca a tipo fijo (más cara)?
Para entender la evolución del Euribor debemos fijarnos en la evolución de los tipos de interés que marca el Banco Central Europeo, ya que existe una clara correlación.
Muchos profesionales de la industria sabemos que los tipos de interés no van a subir en mucho tiempo debido fundamentalmente al elevado endeudamiento de los países europeos periféricos (España por ejemplo), las fuerzas deflacionistas (tecnología y globalización) y el enfriamiento de la economía europea. Por tanto, se me antoja muy improbable que el Euribor vuelva a niveles precrisis (5,3%).
Puede que en un futuro lejano suba, pero para entonces el saldo vivo pendiente de las hipotecas ya firmadas será menor, por lo que el impacto sobre la subida de las cuotas mensuales podría ser mínimo o incluso despreciable.
Recordemos que los intereses pagados en cada cuota no sólo dependen del tipo de interés, sino también del capital pendiente de amortizar. Si aumenta el Euribor pero queda menos capital pendiente el efecto total puede ser neutro.
No es la primera vez que lo digo: el banco no es tu amigo. El banco es una empresa privada que intenta maximizar beneficios para aportar valor en el corto plazo a sus verdaderos amigos, accionistas y acreedores. Si a ese conflicto de interés permanente le sumamos que más de la mitad de los españoles somos analfabetos financieros, según el último estudio del Banco Mundial, nos encontramos ante un cocktail explosivo.
Tu amigo es el asesor financiero, la persona que te conoce y cuyo éxito profesional no va a depender del cumplimiento de los objetivos comerciales del banco, sino de tu satisfacción.
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